lunes, 7 de noviembre de 2016

Pensiones y derivadas del declive demográfico


En 1991 por cada jubilado gallego había casi tres personas ocupadas que cotizaban a la Seguridad Social. Desde entonces hasta ahora, la proporción ha ido menguando progresivamente. Galicia contabiliza apenas 1,3 cotizantes por pensionista, una proporción que contrasta con la existente en España, algo mejor y que se sitúa en 2,25. Una diferencia que tiene que ver, en gran medida, con el menor impacto de la crisis demográfica. Las cuentas territorializadas de la Seguridad Social, en diferentes grados, muestran que la gran mayoría de las comunidades presentan déficits con la caja. Es decir, aportan mucho menos de lo que reciben. En el caso gallego, el desequilibrio asciende a 3.500 millones de euros.

Como casi todo en la vida, esta situación es consecuencia de varios factores. El más relevante posiblemente sea el demográfico. Galicia es una región envejecida y en envejecimiento constante y progresivo. El hecho de que cada vez la esperanza de vida sea más alta y de que la demografía gallega siempre se haya visto emparentada con la dispersión demográfica no hacen más que acentuar el declive que la pirámide demográfica gallega experimenta desde hace décadas. Hay otros factores, claro, que repercuten en una demografía más pobre, como menores y peores ofertas de empleo, la globalización que favorece la búsqueda de oportunidades en otros lugares o incluso se podría hablar del tradicional éxodo gallego que ha ido enraizando en el exterior una cultura de emigración que todavía se mantiene hoy en día.

Unos salarios más bajos no solo repercuten en una demografía más pobre, también tienen un segundo efecto más directo sobre las cajas de la Seguridad Social regional. Si los empleados cobran menos su cotización será menor, mientras que los pensionistas seguirán cobrando lo mismo (aunque sea poco), pero cada vez hay más jubilados, es decir, más pensionistas, lo que hace que la brecha se vaya agrandando.

En épocas de austeridad o de crisis económica o bajo crecimiento como la actual todos estos factores se acentúan en las regiones pobres o menos favorecidas, si se quiere decir así. Lo hemos visto en los últimos años. Con la crisis los sueldos han caído, empujados hacia abajo por la alta tasa de paro, la caída de la inversión privada y el cierre de muchas empresas, el crecimiento negativo en una palabra. Además, la recuperación en los salarios casi siempre va con retraso respecto al crecimiento económico, y en regiones como la gallega con salarios relativamente más bajos esto se acentúa.

Curiosamente, en Europa existe un grave problema demográfico y el aparejado problema del mantenimiento del llamado estado del bienestar, aunque no tan acentuado como en el caso gallego, pero las políticas europeas no han prestado la suficiente atención hasta ahora a este grave problema de envejecimiento. La solución al problema pasa por actuar en diversos frentes. Políticas de incentivo a la natalidad, no sólo de manera directa sino también indirecta (si la unidad familiar tiene mayor renta disponible la posibilidad de tener más niños aumenta), favorecer la inversión privada y el crecimiento económico (es de perogrullo, pero es un factor fundamental), en este sentido la fiscalidad tiene bastante que decir.

Hay países que financian con impuestos cualquier déficit de su sistema, como es el caso del Reino Unido, o que sufragan total o parcialmente una pensión básica por esta vía, como sucede en Dinamarca, Suecia o Finlandia. Parece bastante claro que si la evolución demográfica no se invierte, algo nada fácil, el equilibrio de las cuentas de la Seguridad Social se tenga que hacer con cargo a los presupuestos generales del Estado. Eso que en principio parece una solución sencilla tiene sus graves consecuencias en términos de presión fiscal y por tanto de incidencia sobre la actividad económica, además de que Bruselas no está por la labor de ligar a los presupuestos el problema del sistema de pensiones.

También hay opiniones que reclaman actuar sobre la economía sumergida. Sí, eso también es muy bonito, pero más bien parece como la eterna búsqueda del dorado, se pueden dedicar muchos más recursos al tema, claro, pero los rendimientos decrecientes en cuanto a afloramiento son muy acusados.

En España la realidad presente es que se gasta mucho más de lo que se ingresa, es decir, la caja de la Seguridad Social se va vaciando sin pausa. Todo ello conlleva indudablemente la necesidad de plantear reformas. Y no olvidemos otro dato, los efectos multiplicadores, aquellas regiones con mayor nivel de envejecimiento serán más propensas a sufrir problemas en el mantenimiento de su sistema de pensiones que a su vez repercutirán en el anclaje de la población al territorio, lo mismo que pasa con los salarios. Quién quiere envejecer en un país que no te garantiza unos ingresos mínimos en tus últimos años de vida después de haber estado cotizando religiosamente durante décadas?

jueves, 3 de noviembre de 2016

Capital chino


Nada es lo que parece, así se podría titular este asunto. O la hipocresía por naturaleza si usted lo prefiere. La avalancha de capital chino en Europa el año pasado marcó un récord histórico con más de 28.000 millones de euros. Todavía estábamos saliendo de la crisis, y estamos, con un crecimiento económico escaso y con cifras de desempleo muy altas, en algunos países de la eurozona incluso alarmantes, como en el caso de España o Grecia. Entonces nadie se preocupaba de la llegada masiva de capital chino, haciendo un bienvenido Mr. Marshall en toda regla.

Pero una vez más, se demuestra que el territorio de la UE no es homogéneo, ni desde el punto de vista socioeconómico ni legislativo ni de planificación estratégica. Algunos países europeos ya estudian fórmulas para poner coto a las inversiones del gigante asiático, dada la ausencia de un filtro comunitario. La Comisión Europea se limita a revisar el impacto sobre la competencia de las grandes fusiones empresariales. Pero a diferencia de EE UU, que somete a un control especial las inversiones extranjeras en infraestructuras, telecomunicaciones, tecnología o sanidad, la UE acepta sin cortapisas la entrada de capital en cualquier actividad.

Los EEUU, que ya llevan unidos mucho tiempo, nos llevan una gran distancia en este tipo de asuntos de coherencia territorial y cohesión económica, la inversión extranjera está sometida a un control, especialmente en aquellos sectores más delicados o estratégicos. Ante el vacío legal y administrativo del que hace gala UE, algunos países ya empeizan a tomar sus propias medidas. Alemania acaba de frenar dos importantes operaciones de inversión china (la venta del fabricante de microchips Aixtron por 670 millones de euros y la de la división de bombillas de Osram por 400 millones). En Francia existe gran preocupación en un sector como la hostelería, aparentemente no estratégico, tras la participación accionarial china cada vez más elevada en Accor, uno de los mayores grupos hoteleros del mundo. Y en el Reino Unido han aceptado a regañadientes la entrad de capital chino en la construcción de un reactor nuclear en suelo británico, aunque con derecho a veto o intervención en el futuro si la cosa se pone fea.

Todo eso está muy bien y es perfectamente lógico y hasta deseable. El problema es mantener un equilibrio sostenible entre la rigidez a la entrada de capital chino (o extranjero en general) y la competencia de terceros países que también suponen un importante aliciente para los inversores extranjeros. El coste de oportunidad, que se dice, de endurecer la normativa a la entrada de capital extranjero, especialmente en el viejo continente que no anda sobrado de fuelle económico. Un dilema que, por cierto, en España parece todavía bastante lejano, todavía pesan mucho los numeros rojos que abundan por doquier en nuestras cifras macroeconómicas, aunque, como todo, es seguro que tarde o temprano tardará en llegar a nuestro país esa ola de escepticismo o de prevención ante el capital chino.  

martes, 12 de julio de 2016

Sanción o no sanción


Mientras la UE deshoja la margarita sobre si sancionar a España por írsele la olla con el déficit, Luis de Guindos sigue apostando a que nos iremos de rositas. Pero una cosa es lo que predicas y otra la realidad, por eso, para tratar de dar argumentos en favor de España el ministro ha anunciado a sus colegas del Ecofin que España recaudará 6.000 millones de euros más con una modificación del tipo del pago a cuenta del Impuesto de Sociedades.

La sanción podría implicar 2.000 millones de euros de multa (un 0,2% del PIB) y la congelación de los fondos estructurales de 2017, por el incumplimiento del objetivo de déficit en 2015. El problema es que con un gobierno en funciones estas reformas no son fáciles, por no decir que son imposibles.

Y el problema, una vez más, es que por no hacer los deberes en su día ahora nos toca de nuevo apretarnos el cinturón. La falta de decisiones en el pasado para redecir el agujero del Estado y su influencia perniciosa sobre la economía productiva sigue prolongándose y multiplicándose. Y menos mal que ya hemos pasado lo peor de la crisis, pero desaprovechamos el impulso que genera la tímida recuperación.

¿Pero sería una subida de impuestos? Según Moncloa y Economía, no. "Al tener la reforma del pago fraccionado un efecto puramente financiero, que se reparte entre los pagos en 2016 y la liquidación del impuesto en julio de 2017, el nuevo Gobierno podría activar cambios normativos que, sin incrementar la fiscalidad de las personas jurídicas, garantizasen un impacto limitado en la recaudación de este impuesto. España cerró el año pasado en el 5,08% del PIB y debe bajar hasta el 3% en 2017. En nuestro país deben pagar el Impuesto de Sociedades todo tipo de empresas con personalidad jurídica. Sociedades mercantiles, corporativas, estatales, etc.

Veremos si la UE se traga el embolado y veremos como lo digieren las empresas, y la economía del país, al fin y al cabo. 

lunes, 27 de junio de 2016

Trabajo y motivación


Uno de cada tres españoles, el 37 %, califica su espacio de trabajo como estresante, y el 47 % de los trabajadores está poco o muy poco comprometido con su organización, según un estudio realizado por Steelcase.

Un 27 % de los encuestados califica su entorno laboral como burocrático, un 23 % asegura que es cordial, el mismo porcentaje indica que es estimulante y un 21 % lo considera impersonal. A la hora de analizar la calidad de vida en el trabajo, los españoles puntúan este aspecto con un 6,5, en línea con la media global que se sitúa en 6,6 puntos. Además, el 63 % de los entrevistados reconoce que le gusta su entorno laboral.

A pesar de contar con un mayor ratio de zonas conjuntas, los españoles son los que menos posibilidades tienen para compartir proyectos y logros, tal y como afirma un 47 %, muy alejado del 61 % que se contabiliza en el resto del mundo. Los españoles también son los trabajadores que declaran tener más falta de movilidad en su espacio de trabajo, según el 65 %, mientras que en el resto del mundo el promedio es del 77 %.

El 47 % de los españoles está poco o muy poco comprometido con su trabajo, una cifra inferior a la media internacional que se sitúa en el 37 %. Además, España encabeza el ránking de los trabajadores más desmotivados, seguidos de Turquía y Polonia.

viernes, 24 de junio de 2016

Hello BREXIT!


Ya está aquí, el tan temido Brexit ha llegado. Y aunque se venía hablando de ello desde hace mucho tiempo creo que la mayoría no acabábamos de creernos que se fuera a producir. Posiblemente entre los más sorprendidos se encuentren buena parte de los ciudadanos británicos, a los que maldita la gracia que les hará este tema. Pero tampoco olvidemos a la curia bruseliana que se encuentra ahora en estado de shock, aunque disimulen malamente, y con un buen papelón por delante para negociar con UK los términos de un acuerdo con un tercer país.

Pero veamos, aunque sea brevemente, los pros y los contra de este brexit. A corto plazo está claro quiénes salen ganando y quiénes pierden. Ganan los especuladores, perdemos todos los demás. Sólo hay que ver como están reaccionando las bolsas y los mercados de divisas. Era de preveer, y habrá gente que se esté forrando a costa de esta situación. Pero para los demás, este Brexit solo empeora las cosas, al menos a corto plazo.


Por ejemplo, hay que ponerse ya a la labor de renegociar temas tan importantes como circulación libre de ciudadanos y capitales. No olvidemos tan poco que el impacto a nivel de las economías europeas puede ser importante, sólo con el tiempo sabremos cuánto, derivado de la alteración de las cotizaciones de euro y libra esterlina. Influirá en nuestras exportacoines e importaciones, pero también en nuestra financiación y la de los estados miembros, ya están subiendo las primas de riesgo.

Además, esto ocurre en una situación económica que se caracteriza por la debilidad, la flaqueza del crecimiento, y añadir más incertidumbre al juego tampoco es nada ventajoso, salvo para los que viven de la especulación, como ya decía. Es decir, los efectos se dejarán notar en el día a día, y los habrá a corto, medio y largo plazo. Uno de los más interesantes a estudiar es el efecto que tendrá la salida del Reino Unido sobre el equilibrio de fuerzas en el seno de la UE y sus presupuestos. Quién va a curbrir las aportaciones de UK a la UE? Qué pasa con los fondos de reequilibrio y estabilidad que la UE reparte entre los países miembro? No olvidemos que España era la cuarta potencia en el territorio de la UE y ahora pasa a ser la tercera, por fuerte que parezca, con las cifras del paro que tenemos...

Ello podría hacer que España pasase de ser un país receptor de fondos de cohesión a ser un aportador neto. La salida de UK de la UE, a nivel estadístistico, hará que baje la renta media per cápita de la UE, o lo que es lo mismo, que nuestro país, y otros también, parezcan ahora más ricos o menos pobres, si se quiere, que antes, es decir, que estemos más cerca de la media. Es solo un espejismo, sí, pero si se aplican los criterios actuales, ese nuevo equilibrio derivaría en correciones en las aportaciones de uno y otro miembro. No creo que la cosa quede como está, aquí se van a mover muchas fichas y asisitiremos seguramente a un largo período de negociaciones y de reparto de poderes dentro de la Unión. Dicho en otras palabras, un período de cuchillos afilados.

Y otro tema importante, además del económico, aunque también está vinculado a este, es el político y social. Habrá efecto dominó? Al capullo de Cameron le salió el tiro por la culata convocando este referendum, pero eso deja la puerta abierta a que suceda lo mismo en otros países. En Francia tienen lo suyo, en España tenemos a los podemitas aunque ahora vayan de centristas y en Grecia qué les voy a contar. Tiempos convulsos, bueno, como siempre lo han sido en la historia de la torcida humanidad.

Algunos pensarán que en el Reuno Unido se cierra el tema con este Brexit. Menudo chiste! Nada más lejos de la realidad. La pesadilla acaba de comenzar. Muchos trabajadores y empresas se verán afectados por este asunto, tanto nacionales como extranjeras. Por ejemplo, la banca española tiene muchos intereses en la City y está por ver cómo le va a afectar todo esto, por el momento sus acciones parecen papel de WC, en el día de hoy. Pero también está el papelón que les queda a los ciudadanos del Reino Unido. Y es que tengo la impresión de que este referendum más que unir lo que ha hecho es abrir una gran brecha social en la isla británica. Pero ellos siempre van a su bola, así que les toca a ellos arreglarlo y a los demás sacar el paraguas para que nos salpique lo menos posible. Cosas de la globalización y de la raza humana. Eso sí, como experimento económico el tema no puede ser más interesante, asistiremos a un procesión contrario a lo que se ha venido haciendo en los últimos 50 años, que era eliminar barreras al comercio entre grandes áreas, y veremos cuáles son los resultados de todo ello.

Lo que está claro es que entre los pros de la salida para el Reino Unido está el recuperar toda la autonomía en el gobierno de sus asuntos. Uno podría pensar que si combinan éso con un buen acuerdo comercial y de capitales con la UE, entonces podrían tener lo mejor de los dos mundos. Las estadísticas económicas nos lo dirán dentro de unos años, de momento la historia, en nuestro caso ha así ha sido, dice lo contrario. Quién coño quiere volver a la peseta? Que levante la mano...

martes, 12 de enero de 2016

Inversión extranjera no, por favor...

Leyendo el título de este escrito cualquiera pensaría que me he vuelto loco o que, sencillamente, no tengo ni la más remota idea de lo que es la economía de mercado, ni el más mínimo abc del capitalismo. Porque de todos es sabido que hoy en día la inversión extranjera es un componente muy importante, e interesante, de la demanda de cualquier país, gracias a la globalización que vivimos, los flujos de capitales,  y debido a que toda ayuda e influjo de capital es bienvenida para incentivar la creación de empleo y el crecimiento económico.

De todos es sabido que las grandes empresas chinas se han convertido en los últimos años en potenciales inversores por todo el mundo, que China es el gran prestamista e inversor a nivel mundial, por delante de la primera potencia del mundo.

De todos es sabido que la comptencia hoy en día es feroz, en todos los ámbitos del capitalismo, pero en la atracción de inversiones más si cabe, dada la escasez de la misma en términos relativos y dada la multitud de oportunidades que se presentan para el inversor extranjero, sobre todo cuando más de la mitad del mundo conocido está "de saldo" esperando que venga alguien a comprarlo, España es un claro ejemplo de ello (aeropueros, edificios desocupados, miles de viviendas vacías etc).

Pues bien, lo que dicho antes no hace si no poner más en entredicho el papelón que gente recién llegada al mundo de la política, con ínfulas de cambiar el país (para peor, a este paso, claro), están haciendo. Y Podemos es uno de esos grupos políticos que están en el ojo del huracán. Con su programa económico ya metían en el miedo en el cuerpo, con sus actuaciones en los pocos meses que llevan desde que han accedido al poder en ciertas instancias dan ganas de llamar al exorcista. Pero veamos unos cuantos casos, nada mejor que los hechos para demostrar las cosas.

“Ahora Madrid” liderado por la señora Carmena, gobierna en Madrid desde hace unos meses. Hoy se ha conocido que el Grupo Wanda que había adquirido el edificio España para transformarlo en un centro comercial, etc, (ahora mismo está en desuso) pone pies en polvorosa debido a las trabas impuestas por el gobierno de la señora Carmena. La desinversión supondrá deshacerse del edificio y abortar el proyecto. Consecuencia: pérdida directa del empleo hasta ahora creado y pérdida de muchos más puestos de trabajo que se habrían creado en el futuro directa e indirectamente. Eso por no hablar de la horrible imagen que para otros inversores extranjeros supone esta espantada del grupo chino.


Podemos también gobierna en coalición con fuerzas nacionalistas en Navarra, comunidad foral, es decir con un régimen fiscal especial. Dicho régimen le permitía hasta ahora tener mayor flexibilidad en materia fiscal y por tanto poseer más instrumentos para hacer su economía más atractiva a la inversión externa o dar un impulso a su competitividad y crecimiento con una política fiscal más laxa. Pues bien, con los datos que aporta un conocido think tank de este país, actualmente y debido a las reformas realizadas desde la llegada de Podemos al poder, las empresas y familias navarras tienen una presión fiscal superior a la del resto de España, es decir, pagan más impuestos. Le han dado la vuelta a la tortilla, el problema es que la tortilla se las caído al suelo, la han recogido con la escoba y la han vuelto a poner en la sartén...

Otra más. Pablo Iglesias aunará esfuerzos con los extremistas Le Pen y Grillo para echar abajo el euro, esto es lo que se lee en prensa también en el día de hoy. Unos argumentan unas razones, otros dicen otras, es lo de menos. El desatino es de tal magnitud que los efectos que ello tendría para la eurozona, y para la economía mundial por extensión, serían de un coste elevadísimo. Lo gracioso es que echan pestes contra el euro pero quieren seguir en Europa. Lo que ha sido el principal logro de la UE, de lo poco que pueden sacar pecho los burócratas de Bruselas, y estos merluzos se lo quieren cargar. Ya me lo estoy imaginando, volvemos a la peseta y a ganar competitividad a base de devaluaciones de la moneda nacional, es decir, una economía prehistórica, basada en el efecto de políticas monetarias en lugar de evolucionar en lo que es la estructura económica y la economía real.

Ante este panorama, y viendo como está el patio político en Cataluña y en cuanto a la conformación de gobierno a nivel nacional, es más que normal que todos los analistas hablen del coste que va a tener para la economía española la incertidumbre política. Pero el problema es que no sólo estamos hablando de incertidumbre, sino también de las cafradas económicas que llevan a cabo gente sin escrúpulos y sin conciencia ni responsabilidad, inconscientes, locos o ególatras, para el caso es lo mismo, lo pagaremos entre todos, igual que les pagamos las facturas al gobierno catalán. Y mientras tanto Rajoy tocándose los mejillones, qué país por Dios...