Todos tenemos en la memoria el inicio de los chinos en
nuestros mercados, producto barato, servicio diligente y gente trabajadora, eso
por no no hablar del icono de la copia o la falsificaión de productos con un
nivel de destreza más que notable. Pero como en muchos otros terrenos, el
giagante asiático no se ha quedado ahí y el gobierno chino quiere impulsar una
transformación de su industria, el siguiente paso es la calidad. La competencia
en precio no es cosa del pasado, pero la prioridad a largo plazo es ser competitivos
con un nivel de calidad superior o igual al de los productos occidentales. Ya lo
estamos viendo en ciertas marcas chinas que ahora comentaré.
En China los intercambios comerciales supusieron en 2016 el
37% del PIB y, ese año, exportaron por valor de 2,06 billones de dólares. Sus
principales socios son los países del sudeste asiático, EEUU y la Unión
Europea, con Alemania a la cabeza. Sin embargo, tras años cocinando de
vendernos lo más barato, el Gobierno ya no quiere que las palabras China y
calidad sigan siendo contradictorias. Por ello, lleva tiempo trabajando en su
XIII Plan Quinquenal Made in China 2025, con el que quiere reestructurar su
industria para pasar de una era de cantidad a otra de calidad y eficiencia en
la producción, adelantando a potencias como Alemania, EEUU o Japón.
Ahora impulsan, con el sector público y privado trabajando
en ello a toda velocidad, esta iniciativa, basada en el desarrollo de nuevas
tecnologías, renovables, materiales, robótica, industria aeroespacial,
telecomunicaciones y otras áreas basadas en la innovación y la calidad»,
explica Carlos Sentís, consejero de de la consultora Henkuai y Spain China
Project, una plataforma desarrollada para posicionar España en China.
Huawei, Xiaomi, Vivo, Meizu y Oppo son algunas de las marcas
que compiten a nivel mundial. Huawei, que ha duplicado desde 2013 su
facturación en España, donde sus ingresos se han disparado un 359%, fue el año
pasado por segunda vez la firma del mundo que más patentes registró. ZTE
(también de origen chino) fue la tercera.
Además, de 9.400 millones de dólares de beneficios generados
por la industria móvil en el tercer trimestre de 2016, Apple se ha quedado con
el 91% pero, el segundo, tercer y cuarto puesto son para compañías chinas:
Huawei (2,4%), Vivo (2,2%) y Oppo (2,2%). «Los smartphones han ayudado a
cambiar la percepción del made in China en Occidente. Los revisamos más de un
centenar de veces al día, por lo que el impacto psicológico es grande. Si
fueran malos, no aguantaríamos una semana con ellos.
También es referente mundial con firmas de internet como
Tencent, de ecommerce como Alibaba y Aliexpress o de pagos móviles (Wechar y
Alipay). «Haier, líder en electrodomésticos, opera en muchos mercados, entre
ellos, España. Igualmente destacan HiSense o Midea. En ordenadores, Lenovo es
una referencia», añade un directivo de Henkuai.
China entró por primera vez en 2016 en el ránking de las
economías más punteras. Elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual, la Cornell University y el Institut Européen d'Administration des
Affaires, señaló al país como el más innovador de los de renta media.
Ese año fabricaron varios hitos: la puesta en órbita del
primer telescopio espacial de rayos X del mundo, el primer ordenador
cuántico... Es el tercero, por detrás de Japón y EEUU, que más patentes
registra y el número de firmas unicorn -con una valoración superior a los 1.000
millones de dólares- pasó de 70 en 2015 a 131 en 2016, la mayoría,
tecnológicas.
Steve Jobs explicó una vez en una entrevista en el New York
Times que su tecnología no podría hacerse en EEUU, porque era imposible encontrar
tantos ingenieros especializados y reunirlos en el mismo punto. En China sí.
El lujo es un referente en el país: se produce y consume por
igual. La competitividad, las oportunidades que se derivan de su crecimiento
económico, la presión, el elevado coste de vida y la ambición llevan a
muchísimas personas a crear empresas. Es sólo cuestión de tiempo que China
domine en este aspecto.
En textil despuntan firmas como la deportiva Li Ning, que
compite (con más fuerza allí) con las marcas internacionales. «Falta más diseño
propio, pero cada vez aparecen más diseñadores jóvenes chinos que triunfan»,
afirma Leticia Chen, presidenta de la Cámara para la Cooperación Hispano-China.
Así, hay cadenas de moda como Heilan, Meters/bonwe, Zuczug u Ocicle y proyectos
fuertes gracias al e-commerce, como Front Row.
La gastronomía es todavía un descubrimiento, pero los chinos
tienen larga tradición en este asunto, gustan del buen comer y de los
banquetes, así que tienen una larga historia detrás. Es solo cuestión de tiempo
que empiecen a construir una imagen de marca también en este sector. Por ejemplo,
China no tenía cultura del vino, pero está aprendiendo la técnica con socios
franceses y han conseguido premios mundiales. La bodega Changyu o la de Grace Vineyard
son algunos éxitos. También la cerveza Tsingtao, distribuida por todo el mundo.
Además, el país se ha posicionado como el mayor productor de caviar, lujo y
calidad, por si había dudas.
El transporte es un punto fuerte. Cuenta con la línea de
ferrocarril de alta velocidad más larga del mundo y muchas firmas europeas,
como Deutsche Bahn, confían en su know how.
Les podrá costar más o menos tiempo, y dinero, quitars de
encima el san benito de que en China todo lo que se hace es barato, son la fábrica
más grande del mundo, pero ya no solo de los artículos más baratos, también se
empiezan a posicionar a la cabeza en cuanto a productos de calidad. Por cierto,
que esto también tiene su otra cara, en las importaciones de productos de alta
calida o de lujo, que los chinos gustan de consumir tanto o más que los suyos
propios.