Ayer la portacoz del gobierno socialcomunista dio respuesta, parece que definitiva, a la legítima demanda del gobierno gallego para que el gobierno central le transfiriese, por fin, los fondos que se quedó en 2017 a cuenta del IVA autonómico y que deberían haber acabado en las arcas de la comunidad. Cierto es que esta situación se originó ya en tiempos de Rajoy, pero usurpado este del poder vía moción de censura la situación se ha prolongado en el tiempo, alegando la señora Montero que el plazo para transferir esos fondos era de dos años y al haber prescrito ya no procede devolverlos, se siente... Y se ha quedado tan ancha.

Independientemente de que el ejecutivo gallego pueda iniciar algún tipo de acción o reclamación, incluso por vía judicial, algo que estaría más que justificado ante este descarado abuso y tomadura de pelo, lo cierto es que no es la primera vez que a los gallegos nos la dan con queso desde el gobierno de España, da igual el color de ese gobierno. Y parándome a pensar un poco, la lista de abusos y desagravios recientes que tiene que aguantar Galicia por parte del gobierno español crece rápidamente. He aquí unos cuantos ejemplos:
- La más fresca, como ya he comentado, los 200 millones que el señor Sánchez y sus acólitos nos acaban de birlar a todos los gallegos sin siquiera pedir perdón y sólo con tal de dejar pasar el tiempo. Parece de chiste pero es una triste realidad.
- Pero hay más en cuanto a transferencia de fondos. Ya en tiempos del vampiro Montoro, se había establecido una vigilancia, sobre todo por las apreturas que provocaba la crisis económica, de las cuentas regionales, en aras a que el déficit de las autonomías no se desmadrase. En concreto, se articuló un sistema para que aquellas comunidades “cumplidoras” con el objetivo de déficit fuesen premiadas o compensadas por su buena gestión con unos fondos de compensación, y las incumplidoras castigadas. Pues bien, Galicia fue una de las pocas regiones que cumplieron el objetivo de déficit pero, oh sorpresa, nunca ha recibido esos fondos compensatorios, que se estiman en la nada desdeñable cifra de 170 millones de euros, suma y sigue. Para más inri, comunidades claramente incumplidoras sí que han tenido manga ancha para gastar sin que se les haya penalizado por ello, como se había dicho, el caso de Cataluña es el más sangrante, a la que todo le está permitido, supongo que con tal de que no se le otorgue la independencia y para que no lloren mucho. Una vez más nos vuelven a tomarnos el pelo a los gallegos.
- Seguimos. La AP-9, esa autopista que si no me equivoco es la más cara, o al menos de las más caras, de España por kilómetro. El trayecto Coruña-Vigo sale por más de 20 euros. Desde Galicia se viene clamando para que se transfiera al gobierno gallego la competencia, como se ha hecho en Cataluña y País Vasco en casos similares, para poder gestionarla de manera adecuada y evitar el abuso que años tras año suponen el incremento de los peajes. Tanto el PP antes como el PSOE ahora se han reído en nuestra cara.
- Los combustibles. Es curioso que teniendo una de las refinerías más grandes de España, la de Repsol en A Coruña, Galicia siga teniendo, desde hace muchos años, uno de los precios más altos del combustible en las estaciones de servicio. Un misterio difícil de entender que ni siquiera la apertura de gasolineras low cost ha logrado corregir.
- Más de lo mismo se podría decir de la energía eléctrica. Galicia es uno de los mayores productores nacionales de energía hidraúlica y de viento, pero eso no se traslada al consumidor final y pagamos lo mismo que uno de Ceuta o de Teruel.
- Relacionado con lo anterior, sectores intensivos en el uso de energía eléctrica se quejan del poco o nulo caso que se les hace. El ejemplo más claro lo tenemos en Alcoa (ahora en manos de Alu Ibérica), la fábrica de aluminio, que a punto estuvo de irse al traste. El problema persiste y precisamente estos días trabajadores de estos sectores, no solo gallegos, claman en Madrid para que el gobierno central se ponga las pilas en este tema y ayude a la viabilidad de empresas que generan cientos o miles de puestos de trabajo.
- El sector naval gallego. No es de ahora, ya es una situación que se vive desde hace décadas, a pesar de la larga tradición e importancia de los astilleros gallegos, todavía seguimos arrastrando el lastre de depender de las decisiones a nivel nacional. Actualmente tanto Xunta como el comité de empresa de Navantia (Fene-Ferrol) están muy preocupados por la situación en la que quedará el astillero el próximo verano, no hay carga de trabajo y se espera un gesto desde el gobierno central para encargar la construcción de unas fragatas de la Armada que permitirían cubrir ese lapso de inactividad, mientras tanto los lunes al sol…
- Fondos de cohesión europeos. A pesar de que Galicia es una región que va, todavía, por detrás en términos de renta y PIB respecto a la media europea los fondos de cohesión que lleva disfrutando desde hace muchos años se acaban en 2020, en teoría. Otras regiones europeas están peleando para que se les prorroguen, Galicia también, pero el apoyo del gobierno central no parece claro, más centrado en otras dialécticas y cuestiones…
- El AVE, sí ese invento que ya se montó entre Madrid y Sevilla en la prehistoria de nuestro país. Pues aún está por llegar a Galicia, lo gracioso es que no se sabe cuándo porque las obras van con retraso y la ministra del ramo en declaraciones recientes se lía con los plazos y donde dije digo digo diego, paciencia que algún día caerá…
- Galicia es una comunidad que además del tema cultural tiene unas especificidades geográficas, sociales y económicas. Uno de los mayores problemas que afronta es la dispersión demográfica y el envejecimiento de su población, más que la media española. Aunque aquí habría que puntualizar que el primer problema, el de la dispersión poblacional, se está “solucionando” progresivamente gracias al segundo problema: se mueren los viejos y los jóvenes no quieren seguir en los pueblos, por falta de oportunidades y de incentivos, el atractivo de la vida urbana, etc. Claro, esto es un problema cuando en una región tienes miles de pueblos. Lugo y Orense son las provincias más afectadas. Otro argumento más, a decir de algunos entre los que me incluyo, para que el gobierno central reconsidere el reparto de fondos en función de otros parámetros.
Estos son a bote pronto los asuntos más gruesos y de actualidad que se me ocurren. No son poca cosa ni son los únicos, tampoco he querido tirar de historia porque entonces sería para levantarse en armas teniendo en consideración todos los abusos y desprecios que ha sufrido Galicia a lo largo de los siglos. No es cuestión de pedir la independencia aquí también, que ya habrá quién lo haga, es cuestión de que, como un territorio más que somos de España, se nos trate con justicia, cumpliendo las reglas del juego establecidas, y no marginándonos como si fuéramos tontos. Basta ya de tomarnos el pelo a los gallegos.